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Hablo de mala suerte porque hoy vi como Liu Xiang buscaba el honor de defender en suelo patrio su título de los 110 metros con vallas, pero una lesión lo obligó a abandonar.

Esas caprichosas lesiones que aparecen justo cuando menos se les necesitan y te hacen esperar.

Pero cuatro años es una larga y dolorosa espera, sin duda. Porque si no vas a un campeonato del mundo, bueno, siempre te queda la esperanza del año siguiente, pero ¿lesiones antes de unos olímpicos? Toda una desgracia.

Y en el caso del atleta chino... ¿defender en casa? Más nunca tendrá la oportunidad. Por eso su entrenador lloraba cuando nos contó que Liu Xiang, el niño dorado de China, estaba todavía resentido de su talón de Aquiles.

Pero los atletas lo saben. Entienden que sin sacrificios no hay nada que hacer, y los verdaderamente comprometidos están dispuestos a hacerlos.

Hoy hablaba de eso con Jackson Quiñónez, un ecuatoriano de nacimiento pero que se nacionalizó español en busca de más oportunidades deportivas.

Él sí logró su pase a la siguiente ronda de los 110 metros con vallas, y anhela, por España, Latinoamérica y su país, aumentar su rendimiento.

"Espero poder seguir mejorando mi nivel deportivo y así poder darle esa alegría al pueblo latinoamericano y especialmente a mi país de origen, Ecuador", fueron sus palabras.

Dejó atrás Esmeraldas, en la costa de Ecuador, y España lo recibió como ciudadano en 2005. En su país había llegado a un punto en el que no tenía lo necesario para poder progresar. No contaba pistas cubiertas, le hacía falta infraestructura.

Su entrenadora, Ascensión Ibáñez, lo vio entrenar y lo convenció para que cambiara de nacionalidad. Ecuador entendió sus necesidades y colaboró con el trámite. Por eso sólo tuvo que esperar un año para competir por su nuevo país. Sin un acuerdo entre naciones la espera es de tres.

Y sí, corre orgulloso por España, pero con su patria en el corazón. Por eso recibió y celebró el triunfo de otro atleta ecuatoriano, Jefferson Pérez.

"Es una persona que se merece eso y más por todo lo que ha conseguido no sólo por Ecuador, sino por toda Latinoamérica. Para muchos deportistas que venimos desde abajo es un ejemplo a seguir".

Me hablaba con humildad, así como lo hizo Pérez. Tuve que preguntarle de dónde venía.

"Esto (la humildad) nos la da el tiempo, la experiencia deportiva, lo difícil que es conseguir las cosas. Sabemos que para estar en la élite se necesita un esfuerzo muy grande".

"Pero él tiene muchísima más experiencia. Es una persona que siempre se tiene de referencia para seguirle. Uno trata de imitar a un buen ejemplo para así poder lograr al menos la mitad de los frutos que él pueda llegar a tener".

Y con sus palabras, Quiñónez me pareció que también daba una lección de humildad, de esfuerzo, algo que todos deberíamos imitar.